sábado, 25 de noviembre de 2017

LA ILUMINACIÓN EN EL FANTASMA DE LA ÓPERA

El fantasma de la ópera es uno de esos eventos culturales a los que si se tiene la oportunidad de ir no se puede dejar escapar y es que además de su alto contenido cultural, no hay detalle que se les escape. Es posible que la cantidad de años que lleva en activo ayude a mejorar cada día un poco más y que la carga musical supere a todas las demás ya que aunque estemos ante un teatro musical hay mucho peso de ópera.


La iluminación es aquello que nos interesa. Se trata de una obra en la que gran parte de sus actos están caracterizados por su falta de luz debido a que en su guión prevalecen los lugares tenebrosos.  Aun así, hay que tener en cuenta la forma de iluminar esas escenas, ya que adquieren un alto grado de complejidad y las de alta carga lumínica. Hay grande contrastes en esta obra. En el siguiente vídeo se pueden ver trozos de diferentes actos y la diferencia entre unos y otros.



Una de las características importantes a tener en cuenta es la falta de luz eléctrica que en la época en que esta obra está basada no existía, por lo que se hacía mediante velas. Para pasar esto a escena, la iluminación debe de ser tenue y un poco anaranjada. Además, prácticamente no hay ventanas en las habitaciones en donde transcurren los hechos, lo que suma a la ambientación de penumbra. Dichos edificios mantenían tamaños impensados y la imposibilidad de grandes medios de iluminación hace que los personajes se desconcierten reduciendo un sentido importante para su defensa y así transmitir a los espectadores dicha vulnerabilidad.



Una de las escenas que más recuerda a la obra y que a la vez más llama la atención del espectador es la de la barca. La iluminación aquí, aunque parezca inexistente, tiene un papel muy importante. Con ella se consigue la sensación de peligrosidad que está viviendo la protagonista mediante una luz tenue y azulada. Además este color te transmite la frialdad de la escena.

En cambio, otro de los grandes momentos de esta obra es la subida de la grandiosa lámpara al principio de la obra, que consigue iluminar todo el teatro. Así dice la escena:

“Pieza es de colección/ Los detalles como ella explicó:/ella a menudo habló de ti (…)”
Era el lote 665. Acto seguido, el subastador habla y la música se torna más siniestra aún:
“Lote 666: una lámpara en piezas. Algunos de ustedes quizás recuerdan la historia del fantasma de la ópera: un misterio nunca explicado por completo. Se nos ha dicho, damas y caballeros, que este es el mismo candelabro que causó el famoso desastre. Nuestros talleres lo han restaurado y han reparado algunas de sus partes para que pueda funcionar con luz eléctrica y nos hagamos una idea aproximada de cómo era cuando funcionaba. Quizás ahuyentemos al espectro de hace tantos años con un poco de iluminación. ¿Caballeros?”

Tras estas palabras, la tela que cubre la lámpara sale volando y el candelabro se va encendiendo con gran intensidad. Se produce un cambio radical, de una luz oscura y tétrica a un alegre colorido que hace trasladar al espectador a un pasado.

WEBGRAFÍA


https://www.youtube.com/watch?v=65W1kmLITWY&list=PLgWsqxRAGugvFj8LB7p0ZISZnhNpD21It
https://www.youtube.com/watch?v=H3P62ww_xrQ


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